sábado, 16 de mayo de 2020

Kasutera, el bizcocho que viajó por el mundo

Hoy os traigo un bizcocho un tanto especial, ya que es un bizcocho que ha recorrido el mundo y cada país ha ido adaptando la receta poco a poco. El resultado final no es tan exótico como puede parecer está descripción, pero sí es un sabor delicioso y muy sencillo de hacer.



Por contaros un poco más de la casutera, con la llegada del Renacimiento, los europeos se lanzan a los grandes mares. Los primeros grandes navegantes serán los portugueses, y fueron los primeros en llegar por mar a las costas de Asia Oriental. Los japoneses, tan aislacionistas como siempre, limitan los encuentros con los extranjeros a unos pocos puertos pero, incluso así, habrá intercambios entre ambas culturas: armas, tecnología, religión y cocina.

Entrarán en Japón algunos ingredientes (como el azúcar) y algunas recetas  como la tempura, el kompeito (unos caramelos, del portugés confeito) o el "keiran somen" (huevo hilado), y entre ellos, el "kasutera" o, como lo llamaban entonces los portugueses "pan de Castilla", es decir, un bizcocho. Este bizcocho triunfó mucho, ya que era un alimento típico de marineros gracias a su facilidad de conservación.

Avanzamos 350 años: alrededor del 1900, Japón es un país con un intereses imperiales muy fuertes, y conquista muchos de los territorios cercanos. Uno de estos territorios será la isla de Taiwán, a la que llevarán muchas de sus costumbres y alimentos, incluyendo la kasutera. Los taiwaneses, sin embargo, lo adaptarán a su gusto y le añadirán miel. La versión que vamos a hacer es esta, la taiwanesa.

Este no es un bizcocho que vaya a crecer, así que elegid un molde que sea lo suficientemente pequeño para que quede un bizcocho gordito, como de unos 4 dedos, yo he usado uno de 17x17cm. Además, os dejo enlazado el video a los stories de Instagram, para que os sea de ayuda.


Ingredientes: 

-3 huevos
-60g azúcar glas
-20g miel
-60g harina
-20g leche entera


Pasos:

1- Precalienta el horno a 160ºC. Engrasa el molde con aceite vegetal, papel de cocina o con spry antiadherente de repostería.

2- Conviene dejar que los huevos se templen previamente si han estado en nevera. Separa la clara y las yemas, y reseva ambas. Bate las claras hasta montarlas y que las burbujas sean muy pequeñas; después, ve añadiendo poco a poco el azúcar glas y continua batiendo hasta que quede un merengue firme; baja la velocidad del batido hacia el final para eliminar las burbujas más grandes y no batirlo demasiado.

3- Añade las yemas. Ve mezclándolas lentamente con unas varillas de una en una; no añadas la siguiente hasta que veas que el color es uniforme.

4- A continuación, añade la miel. Mézclalo con las varillas, lentamente, hasta que quede uniforme.

5- Añade la mitad de la harina tamizada y mueve con las varillas; cuando se haya integrado, añade la otra mitad de la harina, de nuevo a través de un tamiz.

6- Vierte la leche sobre la masa. Remueve con las varillas solo la parte superior de la mezcla hasta que se integre y no se vea la leche.
 
7- Con una espátula de goma, remueve la masa. Empieza separándola por los bordes, con movimientos circulares, y después de abajo arriba hasta que quede todo bien mezclado. Una vez está todo bien integrado golpea el recipiente contra la encimera (para que se vayan las burbujas de aire); deja reposar 10 seg. y vuelve a golpear contra la encimera. 

8- Vierte lentamente y desde una altura de 30 cm (para que las burbujas se rompan al caer) en el recipiente de horno; nivela la superficie y golpea el recipiente contra la encimera de nuevo tres o cuatro veces.

9- Mete en el horno y cocina hasta que la tarta esté marrón y doradita, en unos 35 min (además, cuando la aprietes, sonara como un suave crujido; si el ruido es fuerte, está poco hecha; si no hace ruido, está seca)

10- Nada más sacarla del horno, deja caer el recipiente con la tarta desde unos 20 o 30cm 2 o 3 veces; esto ayuda a que no baje al salir del horno, que es lo habitual en estas tartas tan esponjosas, pues ayuda a que salga la humedad.
 

¡Y listo! ya tenemos nuestro bizcocho taiwanés, modificado de una receta japonesa, que a su vez es una versión portuguesa de un bizcocho español. ¡Esto es historia!



 



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